Y mucho ajo, sal, aceite de oliva virgen.
No tenían nada más, ni azafrán ni pimentón, pero la grasa del chorizo las dejó muy bonitas (todo lo bonita que puede quedar una masa pegajosa de avena).
Ayer tenía 15 grados en casa; manta en la tripita, gachas calientes.
Harira y tajine
En el Berebar, después de tanto tiempo.
La harira me la tomé yo; el tajine, mi hermano.
Hace años solíamos ir a tomar té y pastas al Berebar; subir la calle Bailén o bien recorrer los últimos metros de la calle San Francisco por su estrecha acera. Es curioso que, con lo que está cambiando Bilbao, 10 años después en el Berebar la misma gente siga sirviendo la misma comida sencilla y deliciosa.