Con los últimos restos (ya petrificados) de un pan negro de centeno y cilantro (este ha dado para bastante reciclaje, la verdad).
Lo tuve a remojo toda la noche en leche, al estilo de lo que hace Sir Worldgate con la artoa. Es algo igualmente primitivo; además del sabor agrio y contundente propio del pan de centeno de madre natural y el toque penetrante del cilantro, le puse miel y comino (sí, me encanta el comino en dulce).
El buen pan de centeno siempre me ha parecido que tiene una cualidad casi cárnica; es algo terriblemente nutricio, almo y telúrico.
Merluza rebozada
Con su tortillita.
Como mandan los cánones del International Board of Merlucing Rebocing.