Mi postre alemán favorito: Rote Grütze. Es una especie de compota de frutos rojos (poco cocida y ácida) ligada con algo de almidón; originalmente sería más una papilla de frutas ligada con sémola, de ahí el nombre.
El padre de una amiga hamburguesa, Arp (organista con nombre de organista), cree firmemente que el mundo se divide en dos: los que toman Rote Grütze con salsa de vainilla, y los que toman Rote Grütze con nata. Yo aún no me he decidido. Es más, como pequeña perversión, ayer preparé nata con vainilla, komisch.
Siempre que tomo Rote Grütze pienso en Hamburgo y el Elba… los veleros del lago Binnen, atracados en uno de los muelles, parecían mariposas heladas, blancas, reunidas allí para no morir en soledad. De vez en cuando, ladraba un perro, y su ladrido se perdía en el viento…
Handkäse con música y arenques
Con pan de centeno del bueno.
Hace más de un año que no comía Handkäse mit Musik. Este, con su alcaravea, me supo a gloria bendita, igual que los arenques sobre pan de centeno. Creo que llevo demasiado tiempo en el Mediterráneo. Me apetece un invierno con nieve, heladas y centeno.