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«Que no es lila, que es malva; no, es violeta.» Bueno, es mi propuesta para la invitación que, otro año más, hizo Zorra para el día mundial del pan.
El otro día me sobró un paquete de arándanos que compré para hacer unos muffins, así que los he hecho puré y se lo he añadido a una masa de brioche con masa madre, ha quedado tan fosforita como la del pan de remolacha al vapor. He pensado si colar el puré de arándanos, porque tenía muchas pieles y pepitas, pero me ha parecido mejor dejarlo, para darle textura, sabor y color; un poco como hice en el brioche de manteca ibérica, pasas y clavo. Tal vez por eso, el brioche no haya subido tanto como debiera, ya que la textura era casi de pan integral. Además, no llevaba huevo, simplemente leche y un poco de nata.
Ha quedado muy suave; he hecho unos en versión bollito, pincelándolos con leche en vez de huevo, para que fuesen aún más tiernos. Son dignos de ser el bollo elegido para «El bollo de mantequilla de Futurama»; si es que en Futurama tomaran bollos de mantequilla.
El sabor ha quedado curioso. Por un lado, notas ese toque medio cítrico de los arándanos, un poco astringente y como de fruta saludable; por otro, la mantequilla, y eso que no es un brioche muy mantequilloso. Tengo ganas de que repose bien, para que la masa madre dé un poco de fondo de sabor.
Estos son los brioches que nadie te haría.
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Just like I did back in 2006, I’m pleased to join Zorra and all the home bakers across the world sharing their love for bread through the net.
For 2009, I’ve just baked a lilac brioche. I actually wasn’t thinking about the WBD when I started this; I simply happened to have a spare box of blueberries from last week’s muffins, then one thing led to another, and I’ve just realised today is WBD (in fact, I’m not a “Day of…” person, but there you go).
I’ve been baking quite a lot of brioche lately, buttery brioche with lavish quantities of eggs. Let’s say I’ve had my share of butter and eggs for 2009, so this brioche is a civilised and watered down version. I thought of sticking to milk (and a wee bit of cream) for the liquid, and restrained the butter to a mere 20-25% over flour weight, this creates a pleasantly soft crumb.
The stunning colour comes from the pureed blueberries that also impart a quite unique acidic and tart taste which, combined with the buttery aroma, make for a pretty unique concoction. I thought of sieving the puree in order to remove the skin and seeds, but then I found that all those little bits and speckles actually added texture and flavour. For this bread I’ve used my sourdough culture, now I’m just waiting for the bread to settle down and mature so it can give all of its soul on Saturday breakfast.
Chutney de ciruelas de Rodrigo
Lo que me estoy desayunando con supremo placer en esta mañana de otoño.
Me manda Rodrigo un pequeño bote desde la lejana Corcubión, un lugar de nombre tan bello como imagino su costa. Es el chutney de ciruelas de su último post (no os perdáis el método de embalaje). Recién llegado de la oficina de Correos, lo disfruto con un placer absoluto, en silencio, solo en el salón. Es agridulce, potente y recuerda al pickle Branston, a la brown sauce y a todas las cosas maravillosas de la isla (de manera más lejana a la salsa de ciruelas agrias tkemali de Georgia). Pienso de nuevo en las cosas que merecen la pena; en lo que consideramos lujo y exclusividad… y vuelvo a la conclusión de que son siempre cosas que no cuestan dinero.
Como quien no quiere la cosa, saco de la nevera un poco de Idiazabal muy curado de Quesos Aramburu, que también me trajo el cartero; un queso superlativo que merece otra entrada (y que, por cierto, ha vuelto a ganar otro concurso de Idiazabal más); y, por suerte, aún tengo por casa restos del pan que horneé hace 6 días (está tan fresco, el tío).
¿Sabes ti o que é a felicidade? É dicir chuvia e que chova