Cursos de pan en Bilbao y Barcelona en mayo (then we take Berlin)

Como comienzo a una temporada de cursos por tantos sitios como nos dejen, junto a los amigos de The Glutton Club he preparado unos cursos para dos lugares panarras donde siempre es un placer reunirse con panaderos caseros deseosos de aprender.

Prueba75NoKnead

Para Bilbao, gracias a la hospitalidad de Ricardo Pérez del restaurante Yandiola, hemos planeado dos cursos en su preciosa escuela Yan Eskola en la Alhóndiga.

19 de mayo, 10:00 a 14:00h. Curso de masas y métodos
Un curso cargado de contenido en el que veremos como tratar diferentes masas, desde densos panes alemanes de centeno llenos de sabor, hasta ligeras y sabrosas ciabattas y focaccias. En este intenso curso descubriremos nuevos métodos y técnicas para ampliar la caja de herramientas del panadero casero. Especialmente pensado para los que han hecho el curso de introducción o bien para quien ya tiene alguna experiencia haciendo pan.

Curso de masas y métodos

20 de mayo, 10:00 a 14:00h. Curso de panes italianos
Curso de 4 horas totalmente participativo en el que elaboraremos clásicos de la panadería italiana, desde panes de textura abierta con grandes agujeros como la ciabatta, a sabrosas focaccias. Para aquellos que tienen respeto a las masas muy húmedas, explicaremos con todo detalle como dominarlas. También haremos (¡y comeremos!) unas pizzas finas y deliciosas, y acabaremos con un pan de sémola al estilo de los que se elaboran en Puglia o Basilicata.

En Barcelona, como últimamente, tendremos como base de operaciones panarras el local Fes-te Farinetes de la panadería Forn Baltà, en Sants, donde Josep Baltà, panarra máximo, nos acoge de mil amores.

26 de mayo, 10:00 a 14:00h. Curso de Introducción
Curso de 4 horas totalmente participativo donde veremos todo el proceso de panificación: las harinas, las levaduras, la masa madre, las técnicas, etc. Si ya haces pan, podrás aprender nuevas técnicas, nuevos secretos, el porqué de las cosas; si aún no haces pan o te da un poco de respeto, aprenderás los elementos básicos y esenciales para panificar. Veremos cómo se elabora y usa un fermento natural (masa madre) y haremos un pan de estilo rústico con todo el sabor de antaño, que cada uno se llevará para fermentar y hornear en casa. Además, habrá pan para todos e incluso acceso a una pequeña “biblioteca de pan” para que puedas hojear los libros que tal vez nunca te has animado a comprar.

26 de mayo, 16:00 a 20:00h.  Curso de masas y métodos
Un curso cargado de contenido en el que veremos como tratar diferentes masas, desde densos panes alemanes de centeno llenos de sabor, hasta ligeras y sabrosas ciabattas y focaccias. En este intenso curso descubriremos nuevos métodos y técnicas para ampliar la caja de herramientas del panadero casero. Especialmente pensado para los que han hecho el curso de introducción o bien para quien ya tiene alguna experiencia haciendo pan.

Un curso cargado de contenido en el que veremos como tratar diferentes masas, desde densos panes alemanes de centeno llenos de sabor, hasta ligeras y sabrosas ciabattas y focaccias. En este intenso curso descubriremos nuevos métodos y técnicas para ampliar la caja de herramientas del panadero casero. Especialmente pensado para los que han hecho el curso de introducción o bien para quien ya tiene alguna experiencia haciendo pan.

Curso de masas y métodos

27 de mayo, 10:00 a 14:00h. Curso de panes italianos
Curso de 4 horas totalmente participativo en el que elaboraremos clásicos de la panadería italiana, desde panes de textura abierta con grandes agujeros como la ciabatta, a sabrosas focaccias. Para aquellos que tienen respeto a las masas muy húmedas, explicaremos con todo detalle como dominarlas. También haremos (¡y comeremos!) unas pizzas finas y deliciosas, y acabaremos con un pan de sémola al estilo de los que se elaboran en Puglia o Basilicata.

Tanto para los cursos de Bilbao como los de Barcelona, las reservas se hacen directamente en la página de The Glutton Club: aquí.

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Verduras, botes

Burbujas. Bacterias felices.

FermentandoVerduras

El último bote de chucrut salió bestial (ya es sólo un recuerdo, lo puse a fermentar el 28 de diciembre; se ha acabado en abril), así que, antes de que haga demasiado calor, he aprovechado para poner unos nuevos botes a fermentar. El otro día abrí la nevera y encontré nuevos ingredientes susceptibles de chucrutización: chirivías, espárragos trigueros, tomates. Tras sólo tres días fermentando, creo que los espárragos van a ser los grandes triunfadores de la temporada. Los corté en bastoncitos pequeños y los enterré en una mezcla de repollo, zanahoria y chirivía. Ayer hice un cambio de bote y mordí un trocito, ya ácido, estaba delicioso.

Bueno, y los ajos, claro.

AjosFermentando

Con un bote de salmuera de fermentación de las guindillas, estoy fermentando bien de ajos, para servir en los aperitivos del verano, con unas buenas cervezas y patatuelas.

Publicada en Verde, Vida fermentada | 6 Comentarios

Kanelbullar

Por fin, ya estoy instalado en Barcelona, pertrechado de un viejo horno y una conexión a internet.

Para celebrarlo y dar vida a la casa, me he puesto a fermentar. Unos bollos de canela suecos que siempre «hacen hogar» (bueno, reconozco que hice una masa grande, la dividí en dos, e hice dos rellenos; uno de canela y otro de cardamomo).

KanelbullarRellenoCanelaCardamomo

Mientras tanto, burbujean los botes de verduras en plena fermentación.

Publicada en Dulce, Pan | 9 Comentarios

Butifarra con secas

Me gusta como dicen seques. Bueno, y las tiendas estas en las que compras las seques ya cocidas, los garbanzos, las lentejas y hasta los macarrones ya cocidos.

SecasButifarra

Están locos estos catalanes.

Publicada en Animal, Barcelona | 6 Comentarios

Guindillas y aceite de Priego

Por una de esas extrañas cosas que suceden gracias a Internet, a través de una conexión galaicocordobesagerundense, tengo un aceite de Priego de Córdoba que es bastante flipante.

Guindilla_Priego

No recuerdo haber visto un aceite tan verde en mi vida. De hecho, en la imagen no se aprecia muy bien, está ya extendido en el plato. Cuando lo viertes, no te lo puedes de-creer. Aunque en la cata de aceite el color no se toma como indicador de calidad o atributos, en este caso el sabor va en relación directa con el intenso verde. Lo pongas donde lo pongas, es una experiencia. Estos días lo estoy juntando con guindillas fermentadas. Fight!

Publicada en Verde | 4 Comentarios

La torrija del Bonavía

Siempre que voy por la N-232 paro en el Bonavía. Lo cual suele ser de noche, pero a veces, como ayer, por la tarde.

TorrijaBonavia

Me encantan las nacionales, las comarcales, las secundarias y hasta los caminos de gravilla, «los adoro como otros hombres adoran a los caballos o a las mujeres atractivas». Y me encantan los bares de carretera. Hace tiempo que quiero denunciar la situación de abuso por monopolio de los sitios nefastos que pueblan nuestras autopistas y aeropuertos (lugares cerrados en los que tienes que morir al palo), sitios en los que te cobran un riñón por productos muchas veces nefastos servidos de manera terrible: un botellín de agua, un café. Ir de Bilbao a Barcelona por la AP-68 es encontrarse un rosario de lugares terribles de comida terrible a precios abusivos (que nadie se atreva a pedir una tortilla de patata en un ARS). Tomarse un café (en vaso de papel) con una pieza de bollería industrial en Barajas o El Prat es una experiencia igualmente triste (y cara)… Por suerte, el aeropuerto de Loiu resiste; te tomas un café de Bilbao en taza de loza (y con cucharilla de metal) con una pieza de bollería tradicional local, tal como harías en cualquier cafetería del centro de Bilbao, y a un precio razonable. Así que me gusta coger la nacional y demorarme en la interminable caravana de camiones que van hacia el ocaso por la tarde, o que circulan en interminables rectas con sus luces como cuentas de un collar brillante en las frías noches de los Monegros. Y siempre paro en el Bonavía. Y siempre tienen torrijas. Hay días que están mejores que otros. Pero es como un faro en el camino.

Todo esto para contar que ayer venía por la N-232, contento de parar en el Bonavía, cuando la camarera me avisó de que no había torrijas, «aún no las han hecho». Terrible. Tuve que calmar la pena con unas madejicas. Por suerte, después de tomar el café e ir al baño, según salía por la puerta, la camarera me interceptó, me dijo que la cocinera acababa de hacerlas y que si aún quería una. Acto seguido, la cocinera salió azorada de la cocina. Me había preparado una torrija, envuelta primorosamente en papel albal, caliente que te quemaba la mano al cogerla; encantador. Me dijo que le había puesto extra de azúcar, y que esperara un poco para comérmela: «¿Vas en camión o en furgoneta?», me preguntó.

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Guindillas fermentadas, seis meses después

Por fin.

Medio año después, tras habérmelas dejado olvidadas, abandonadas, desatendidas, ha llegado el momento de abrir los botes de guindillas que puse a fermentar el 5 de septiembre. Todo este tiempo, mientras yo iba de aquí para allá, han estado en un rincón; muchas no han sobrevivido, básicamente por evaporación de la salmuera (y la consiguiente exposición al aire que corrompe), pero otras han salido adelante, y la recompensa es grande.

GuindillasFermentadas

En la imagen, guindillas de fermentación láctica (con los ajitos y tiras de pimiento que las acompañaban en la larga metamorfosis). Detrás, un bote con parte de la salmuera de fermentación que ha sobrado (y que se dispone a ser la madre de fermentación de un buen lote de ajos), y otro bote lleno de guindillas que también sobrevivió.

Me parece simplemente asombroso que estas guindillas estén, medio año después, llenas de vida, crujientes y sabrosísimas, llenas de bacterias amigas… y todo ello sin haberlas prestado la mínima atención y teniéndolas a temperatura ambiente. Fermentar pan es una experiencia trascendente, pero estas fermentaciones de ritmos aún más lentos cada vez me atraen más, el sentido de la lentitud, del ritmo natural; el tiempo necesario para que estas cosas sucedan. Le encuentro un gran paralelismo con la propia vida, la existencia de estas bacterias y su actividad; la existencia de estas guindillas y cómo me van a alegrar el invierno. La cerveza es lo próximo.

Además de varios botes de guindillas de fermentación láctica (simplemente agua con sal para sumergir las guindillas y fomentar la actividad bacteriana sobre los frutos), puse un par de botes de mezcla de vinagre y agua (mitad y mitad) y menos sal, sólo al 1%. Han salido también brutales. Están como más «dulces», si esto es posible hablando de guindillas fermentadas en vinagre. De hecho, empezaron a fermentar y burbujear antes que las de salmuera normal (posiblemente porque estas llevaban la salmuera más cargadita).

Al que le pique la curiosidad, puede pasarse por este hilo de El foro del pan donde están los fermentados de mucha gente, sus dudas y respuestas, pero sobre todo su sentido del asombro ante este proceso tan sencillo como delicioso (y nutritivo).

Estas guindillas que cogimos en Bilbao.

* También estos días, con la excusa de servir como parte de cuchipanda de un curso, he abierto un bote de chucrut que puse a fermentar el 28 de diciembre (me gusta anotar las fechas de «concepción» de los fermentados, me parece especial), el resultado ha sido también espectacular. Ha sido una buena temporada fermentadora. Qué leches, voy a poner una nueva categoría en el blog: vida fermentada. A lo loco.

Publicada en Tíoteorías, Verde, Vida fermentada | 14 Comentarios