Altramuces y panceta frita

Chez mon frère.

Altramuces
Panceta frita

La panceta, desde que la pones a freir hasta que la sacas, pierde la mitad de su peso en grasa; tienes que ir achicando baldes y baldes de grasa fundida. Cayó con unos huevos fritos y una ensalada con lechuga de huerta cántabra.

Siempre que como altramuces se me cuela por los agujeros de la memoria algún viaje a Portugal, la plaza de Guarda, o Évora, o las orillas del Mondego con una cerveja y unos tremoços.

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Helado de lima, sorbete de enebro, albahaca, guisantes…

Y no sé cuantas cosas más. Tenía guisantitos crudos, de esos que son dulces; el granizado es alcohólico, de enebro, y los cuadraditos son algo parecido a un shortbread negro que recuerda lejanamente al sabor del polvorón. Gran postre, fotito de móvil.

Postre de sorbete y guisantes

El único recuerdo gráfico de una comida que no olvidaré en la cocina de Martín Berasategui, entre decenas de cocineros, platos y salsas. Estamos planeando, junto con David de Jorge, un curso de pan de los de quitarse la boina. ¡Que tiemble San Sebastián, que allá vamos! A ver si todo sale bien y en breve podemos anunciar un pedazo curso para la gente que quiere meterse en harina con lo del pan.

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Tarta de hojaldre y mantequilla de Santos

Lo mejor de Torrelavega, con permiso de la polka.

Un hojaldre sublime, dulce y tostado, pleno de mantequilla, y acompañado de más mantequilla y almedras tostadas.

Tarta de hojaldre de Santos
Tarta de hojaldre de Santos
Tarta de hojaldre de Santos
Tarta de hojaldre de Santos

Cuando cortas la tarta suena un hueco crujido que anticipa la deliciosa sensación en la boca. Pero el mero hecho de ir a comprarla, al portal de Santos (un lugar de peregrinación), es algo fabuloso; puedes ver cómo hacen el hojaldre, las polkas; cómo decoran los lados de la tarta con virutas de los recortes de las planchas de hojaldre.

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Cursos y más cursos (en Cantabria y Barcelona)

Este fin de semana he estado en Cantabria. El sábado di un curso muy especial en Treceño, un pequeño pueblo en un valle verde y hermoso. Fue algo mágico, el día estaba gris y caía calabobos sin parar; nos refugiamos en un anexo de la vieja iglesia y nos sumergimos en el mundo del pan y las masas.

Hoy he cumplido un pequeño sueño. Siendo de letras puras («Homero es humano»; «Las orejas de los animales son móviles, las de los humanos no»), he dado clase de Biología a los alumnos de 1º de Bachiller del Colegio La Paz, en Torrelavega. Bueno, realmente les he explicado las diferentes fermentaciones del pan: sus bacterias, sus levaduras y todo lo maravilloso que rodea al pan hecho como antañazo. No tengo palabras suficientes para mostrar la gratitud e ilusión que una y otra cosa me han producido.

Treceño
Clase de Biología en el colegio La Paz

Para las próximas semanas, ya de vuelta en Barcelona, estoy preparando varios cursos:

23 de mayo, Tarrasa. Espai de Cunia SU2311. Taller de introducción a la panadería artesanal. Introducción a los ingredientes, las masas, los fermentos, las técnicas y todo lo que hace falta para meterte de lleno en el mundo del pan de verdad. Sobre todo veremos, tocaremos, oleremos, oiremos y saborearemos todo lo referente al pan; lo que no sale en los libros. Cada uno se irá a casa con un pan para hornear y un trozo de masa madre.
30 de mayo, Barcelona. Bons Focs. Taller de panes especiados. En un recorrido que va desde Estados Unidos hasta Suecia (pasando por China) haremos 3 tipos de panes llenos de sabor, con aromáticas combinaciones de especias y los ingredientes más sorprendentes. Veremos con detenimiento el uso de la malta, las especias e ingredientes para conseguir panes fuera de lo común.

20 de junio, Tarrasa. Espai de Cuina SU2311. Taller de panes con cocción. Un taller donde aprenderemos a preparar algunos de los panes con más tradición y admiradores del mundo; panes que tienen en común algún tipo de cocción antes del horneado: desde los famosos bagels, hasta los bretzels bañados en sosa caústica, o los sutiles bollitos chinos cocidos al vapor.

*Estoy pensando en un lavado de cara al blog, así que dentro de poco tendré un sitio donde poner todos estos cursos para que sean fáciles de encontrar y estén al alcance de todo el mundo que quiera ir. Así también podré volver a la cotidianidad de mi blog de comidillas diarias.

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Mucho pan

Esto días he estado haciendo pan a lo burro para una cata de vino y queso (¡y pan!) que organizaron los chicos de Delifunart y Bodegas Torres.

Pan a lo burro
Masas madre
Masa madre de centeno y harina de trigo

Además de muchos panes, llevé masa madre para enseñársela a los que allí estaban; la olieron, algunos incluso la tocaron.

*Los bonitos tarros donde está la masa madre son cortesía de Marona & Co. Incorporated.

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Curso de pan en Cantabria ( y Mischbrot de 70 % centeno)

Finalmente voy a dar cursos por el Norte (¡vuelvo a casa!); para empezar voy a dar un curso el sábado 16 de mayo en Treceño, al lado de Cabezón de la Sal, Cantabria. Treceño pertenece al municipio de Valdáliga, uno de los nombres más bonitos que conozco.

Gracias a la colaboración de La Yelda (un obrador artesano en el corazón de Cantabria) y la gente de Treceño, hemos organizado un taller de introducción a la panadería artesanal de 3 horas: ingredientes, fermentos, masa madre, técnicas y métodos. Aprenderemos a amasar, a conocer los diferentes estados de la masa, degustaremos buenos panes y, al final, cada uno se llevará un pan listo para hornear en casa.

Será una cosa familiar y cercana, a las 6.30 de la tarde y costará 20 euros. Así que ni la hora ni el dinero son excusa. Si te quieres apuntar, mándame un email a tequedasacenar@gmail.com

Las fotos son del pan que me acabo de comer ahora, con un trozo de queso fundido por encima; Mischbrot con el 70% de centeno. Un pan muy aromático, con una miga que da gusto morder, medio gelatinosa, y con esa corteza que se parte con un corte limpio, característico; dando rebanadas que suplican queso, pepinillos, ahumados y cerveza. La harina (casi toda blanca, un poco integral) es del Ricón del Segura; harina de Albacete para uno de esos panes que (tras un par de días madurando empaquetado) adquieren un aroma a suelo de Centroeuropa.

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Pan con tiempo (mi primer pan comercial)

Ahora que tengo tiempo, por fin puedo dedicarme a hacer pan con un poco más de cuidado de lo que lo hago normalmente. Con un poco de tiempo, dentro de la rutina diaria, se puede hacer un pan increíble; prestándole un poco más de atención, el pan se vuelve sublime.

La semana que viene voy a vender por primera vez el pan que hago (bueno, mejor dicho van a pagar por el pan que hago), así que he tenido una excusa para hacer las cosas con más calma y cariño. A este pan le he dedicado ese poquitín más de amor que normalmente nunca te animas a poner en una hogaza por pereza, falta de tiempo o compromisos.

Está hecho con el mismo fermento madre que tengo desde hace ahora 4 años, pero preparado en pasta sólida y mimado durante unos días para que llegara a expresar todo lo que lleva dentro; después hice autólisis de los ingredientes antes de mezclarlos con el fermento (vaya, que mezclé harina y agua y los dejé reposar); le di un buen primer amasado, demorando la incorporación de la sal (la pesé con un peso de precisión), que añadí después de tener todo bien amasado, junto con un «baño» de agua adicional; por fin pude dejar que el pan fermentara con tranquilidad (por dejadez, llevaba una horrible semana de horneado nocturno con panes poco fermentados).

El peso es el habitual de la hogaza «casera y cotidiana», sobre 1 kg antes de hornear, pero tiene mucho más volumen; la corteza ha adquirido un precioso tono sin aditivos ni azúcares. La miga es muy esponjosa, esponjosísima. Hace poco hice la prueba de añadir el 0,5-1% de levadura que suelen llevar estos panes cuando los hacen en panaderías artesanales, y el resultado es el mismo, esa miga suave y esponjosa, pero que conserva cuerpo y que da gusto morder y masticar. El sabor es formidable, profundo, a cereal, con un toque de carácter, pero nada ácido. Hace tiempo que un pan no me emocionaba así.

En cuanto a los ingredientes, este lleva algo más de agua de lo habitual: en vez de 500 g de harina para 300 de agua y 200 de masa madre al 100%, lleva 500 g de harina para 385 de agua (335 y «baño» posterior de 50) y 150 g de masa madre al 50%. Está hecho con una mezcla de harinas; de fuerza de la marca 7 de julio, e integral de Rincón del Segura.

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