En casa, en otoño.

Con chorizo y morcilla de Burgos.
Otra animalada de pan.
Pan de trigo con avena, para que tenga una miga húmeda y gozosita.
Y un Mischbrot (curiosamente) de centeno albaceteño, trigo inglés y sirope de remolacha alemán, todo ello orgánico (sin haberlo planeado)
O bien, «Morcilla de Burgos, neeps and tatties«.
No sé qué pensaría Robert Burns, el poeta nacional escocés, de esta adaptación del icónico plato escocés, el haggis. Pero como no teníamos ningún haggis a mano, preparamos una morcilla de Cardeña «a la manera escocesa»; con neeps and tatties (puré de colinabo y puré de patatas).
Para acompañar a este caledonio manjar, un pan hecho con avena escocesa y una buena ale (perdón, quería decir «una ale cojonuda»).
Grandes cosas que Huesca ha hecho por la humanidad.
El dobladillo de cabello de ángel, el dobladillo de canela, la trenza de Almudévar y el empanadico de calabaza.
*Curiosamente, dos días antes de que nos regalaran esta deliciosa fuente de inspiración, me había comprado un bote de manteca de cerdo para panificar con él. Qué animalada de pan.
Me ha mandado mi padre un Idiazabal de pastor, de Orexa.
Creo que el Idiazabal es el queso que más constantemente ha habido siempre en casa (con permiso del triste sobrecito de «Emmental français rapé«; qué cosa, el «Emmental français rapé«). Curiosamente, hace mucho que no lo comía. En Londres apenas lo recuerdo, y en Barcelona aún no lo había catado, así que han podido ser años. No puedo decir que lo echara de menos, pero al hincarle el diente a este queso de pastor he recordado ese sabor tan característico, intenso y ligeramente picante. Es sorprendente cómo los sabores que has conocido toda tu vida están de algún modo grabados en tu memoria gustativa. Como decía Atahualpa, «el árbol que tú olvidaste, siempre se acuerda de ti.»
Tostada de pimiento asado y bonito en escabeche
El bonito, de Ortiz.
Todo lo demás, de casa: los pimientos asados y el pan casero hecho con harina brown de Gales.