Queso de mano con música.
Un queso alemán (no, no son rodajas de patata, es un queso translúcido, ¡y sin grasa!) que me encanta, de gran sabor y mayor olor. Hace años que no lo tomaba, desde aquella temporada en la que iba a Frankfurt bastante a menudo, y disfrutaba de la buenísima comida de Hesse: sus verduras, sus espárragos, la manera en que tocan todo el cerdo, su sidra, su salsa verde…qué añoranza.
Por suerte, en Madrid, QJones me llevó a descubrir la Mantequería Alemana, paraíso de los enamorados de la gastronomía alemana. Lo compré y lo puse «con música» (un aliño de cebolla y alcaravea). El la Mantequería Alemana tenían de todo, desde Zuckerrübensirup, a Zitronat para mis Stollen, toda la gama de Ritter Sport, o salchichas de las buenas. Siempre me ha hecho gracia como los alemanes clasifican sus salchichas; no sólo les dan atributos habituales para nosotros, como el sabor o el ahumado, sino que, por ejemplo, el hecho de que sean crujientes es importante en algunos tipos, y es una de sus grandes virtudes. Así que, tras la visita a la Mantequería, esta semana estamos llenos de comida alemana de la buena, de pepinillos agridulces (y otros con miel), de Lebkuchen, Mettwurst (una especie de rilletes de cerdo), y otras cositas deliciosas.
*Cuando viajaba a Alemania casi siempre solía hacer el vuelo Frankfurt-Bilbao, era mi vuelo favorito ya que el aeropuerto de Frankfurt tiene un supermercado de verdad, donde me aprovisionaba de Handkäse, Hela Curry-Ketchup, Rote Grütze y demás.¿Por qué no tendrán todos los aeropuertos del mundo un supermercado con cosas del lugar?
Sándwich de Spekulatius
Bueno, de spekulaas, ya que yo lo aprendí la temporada que viví, hace 10 años, en Holanda (los francófonos tomarán sándwich de speculoos).
Tenía un vecino que se llamaba Bas, tocaba la trompeta todo el día y me dejó un póster del «A kind of blues» de Miles Davis para decorar mi habitación. Bas me sugirió hacer este sándwich, y yo creí que me tomaba el pelo; hasta que lo contrasté con otros holandeses. Uno no se hace a la idea de lo rico que está hasta que lo prueba.
Se unta pan de molde con bien de mantequilla; se ponen dos crujientes spekulaas (Spekulatius alemanas que, ahora en Navidad, se encuentran fácilmente); se unta con bien de mantequilla la segunda rebanada de pan de molde; se tapa; se muerde.
Puede parecer una guarrada, y lo es, pero es delicioso. Lo tierno del pan de molde con lo jugoso de la mantequilla y lo crujiente y especiado de las Spekulatius.