Este pan es delicioso y facilísimo de hacer. Es típico de Irlanda (Soda bread) y realmente es más como un bizcocho salado, ya que no lleva levadura, sino bicarbonato y crémor tártaro.
Se pone vaso y medio de harina blanca, vaso y medio de harina integral, cucharadita de bicarbonato, media chucaradita de crémor tartaro y sal. En un bol se templan algo más de 300 ml de yogur con una buena cucharada de caramelo/miel/azúcar. Se junta todo hasta que forme una masa algo ligera pero no demasiado pegajosa (en palabras de Dan Lepard).
Se hace una bola, se pone en la bandeja de horno enharinada y se le hacen dos cortes en cruz hasta la base. Se hornea una hora a 190º y ya se puede saborear Irlanda.
El aroma que desprende la harina de trigo integral al tostarse es algo indescripible. El pan, al ser de bicarbonato se queda duro con relativa facilidad, así que es ideal hacerlo mientras se prepara una cena para amigos y degustarlo caliente (esperar por lo menos 40 min).
Pan de trigo y escanda con magnífica corteza
Este pan de la imagen representa un salto cualitativo en mi pequeño mundo de pan. He conseguido la corteza ligera y crujiente que andaba buscando hace tiempo. Al mismo tiempo, la miga ha quedado muy esponjosa y agradable. El pan es de harina de fuerza con 1/7 de harina de escanda, para darle un sabor más acentuado.
Este es uno de los primeros panes en los que he usado mi nueva cesta para fermentar el pan. La ultima fermentación, lo que en inglés se llama «to prove» (y no lo digo por la tontería, sino porque he aprendido a hacer pan en inglés), se hace en esta cesta de mimbre forrada de lino. Aquí usan el término francés «banneton», ellos son así. La cesta es parte de mis nuevas adquisiciones panaderas. También me he hecho con un termómetro de horno, con el que he podido comprobar como mi horno calienta muy bien, a veces más de lo que dice. Así que para este pan he bajado algo la temperatura y me he asegurado de mantener humedad al comienzo de la cocción. Y creo que el resultado es bueno, como se ve.