Teníamos por casa unas sobras de alubias, después de haberlas comido, cenado y casi hasta desayunado. Como nos vamos a ir pronto y el compartimento refrigerador de nuestro frigorífico fue diseñado sin duda para los manjares de liliputienses, decidí reciclar estas alubitas tan ricas, e hice unas hamburguesas.
Escurrí las alubias y las amalgamé con una pizca de pan rallado, huevo y un poco de pimentón de Murcia, que es más suave que el de La Vera, y para dar un toque afrutado me gusta más. Luego las pasé a la plancha con un poquito de aceite hasta que se doraron, y las serví con parmesano rallado y un poco de ajvar búlgaro, una pasta de pimientos, berenjena y ajos.


Personalmente encuentro que, llegados al momento de «¡Una de sobras!», la alubia es la legumbre a la que menos posibilidades le saco. No sé si será por su sabor o su textura (especialmente lo veo con las alubias blancas), pero me cuesta llegar a un punto en el que lo elaborado sea un plato con enjundia, y transcienda de ser «alubias con» o «alubias al». Por el contrario, los garbanzos se prestan a mil elaboraciones, desde hummus a falafel, o simplemente los garbanzos fritos con cebolla de mi abuela que son la delicia del mundo; y qué decir de las lentejas, que están en el olimpo del reciclaje cocinil simplemente por las crujientes hamburguesas de lentejas al curry.
Chow mein de falso pollo
Poco a poco se acerca el día de la mudanza y seguimos en «modo vaciar el armario de porquerías», con lo cual van cayendo a la cazuela cosas que teníamos escondidas detrás del arroz y las legumbres.
Hoy ha tocado cena rápida (y guarrilla) para uno, así que ha sido el turno de un alimento especial, un producto del «reverso tenebroso», por así decirlo: el mock chicken, o pollo de mentiras. Realmente se trata de gluten de trigo procesado y preparado con forma, textura y sabor de pollo, ¿da miedo eh? A los chinos (y a mí) les encanta, tai hao le!
Para los que estén acostumbrados al tema vegetariano-alternativo, es algo parecido al seitán, de hecho lo comercializan como vegetariano, aunque mi idea del vegetarianismo no podría ser más opuesta a esto. Cuando vivía en Bilbao me aficioné al sabor y textura totalmente artificiales de este producto (anque entonces solía comer más la variedad de pato, mock duck), y todavía hoy en día suelo guardar una latita de mock duck o mock chicken en el fondo de la despensa, para cenas rápidas en la ciudad solitaria.
Esta noche lo he cocinado con pasta china de huevo, que se cuece en un pis pas. Mientras se calentaba el agua y se cocían los noodles, he pasado rapidamente por la sarten un poco de cebolla y salsa de soja, para que cogiera color y diera un poco de vida a «la cosa», et voilà! …Haute cuisine du glutamate monosodique! Sutil.