El ciclismo es una gran cosa. Te lleva y te trae: a la oficina, al mercado, de aquí a allá. Pero luego está el cicloturismo. El cicloturismo siempre da grandes satisfacciones.
Justo cuando estás muerto de hambre, desfallecido sobre el sillín, el cicloturismo te regala un momento mágico; aparece una granja donde hacen queso de Mahón de manera artesanal, con leche cruda y a pequeña escala.

Además, también hacían sobrasada casera. No la venden en comercios, tan sólo en la granja. No tiene etiquetas ni listas de ingredientes. Es sólo buena, excepcional.

Son estas cosas las que hacen grande al cicloturismo.
A Mister Happy le gusta la purée
A Mister Happy le gusta la purée. Cuando pilla una fuente, hay que andar rápido porque deja muy poquito.
Cuando nos mudamos a la bonita casa que habitamos, compartimos durante un tiempo el piso con Carole, lo más francés que se puede encontrar a este lado del Garona. Durante un tiempo nos obsequió cotidianamente con su cocina, y nos hizo vivir en Francia por el paladar. Nos enseñó muchos tesoros gastronómicos; a apreciar la cassonade, a cocinar endivias como se hace en el norte de Francia y a freír chuletas de cerdo en mantequilla.
Antes de irse, enseñó a mi compañera a hacer la purée, que es lo que Carole comía allá en la Fgans en su infancia. Es primo del pastel de pastor; este va con dos capas de puré y el relleno tiene mucha enjundia… Oh, la vache!
*Qué gustito da la patata en la tripita.