Para los 4 ositos


Papá oso, mamá oso y los demás ositos.
Para los 4 ositos
Papá oso, mamá oso y los demás ositos.
Un cordero estofado con patatas, setas, almendras, azafrán y muchas más cosas; incluída esa mezcla de vinagre y miel que recupera sabores ancestrales.
No son ni melocotones, ni manzanas, son las patatas teñidas por los jugos y los aromas del azafrán, las setas y el cordero. Se te deshacía todo en la boca y, por si fuera poco, a mí me tocó el jarretico.
Ya he hablado otras veces de la increíble repostería de Torrelavega, sobre todo su hojaldre. Pues el día de reyes también es especial allí. Bueno, y en Barcelona si tienes los contactos adecuados, claro*.
No sé de donde vendrá el amor (y el buen hacer) desmedido de los torrelaveguenses por los pasteles y tartas, pero no dejan pasar una ocasión sin exhibirlo. Hay varias pastelerías que preparan, además del tradicional de bollo, roscos especiales. Mi favorito es el de la pasatelería Vega. Si tienes la paciencia para hacer la cola que se monta, y el dinero para pagarlo, el rosco de Vega es digno de ser degustado.
La masa está a medio camino entre el bollo y el croissant, de distribulle como «en capas», además tiene un relleno marrón (no sabría decir lo que tiene) que me recuerda lejanamente a la trenza de Almudévar, en Huesca. Y encima, por si fuera poco, va un poco borrachito de almíbar: un poema.
Este de la imagen nos llegó a Barcelona tras más de 700 tortuosos kilómetros con SEUR (tortuosos por como llegó, el pobre). Al ir comíendolo retrocedimos todos esos kilómetros con la mente y el paladar, hasta el Cantábrico, hasta ver las nieves en los Picos de Europa desde las playas de Cantabria.
Otras pastelerías también tienen delicias para los golosos del roscón de reyes. La pastelería Blanco, por ejemplo, hace un roscón todo de croissant.
Esto y una buena taza de café hace que los regalos de reyes sepan todavía más buenos.
*Estas son las maneras que tiene un panadero sin horno de aliviar sus penas.
Chez mon père está assez cerca de Francia, así que il y a siempre cosas del autre coté, como la soupe à l’oignon, sabrosa, con su croûte de queso suizo y pan
El pollo asado al horno dentro su cocotte de hierro le Creuset, doradito por arriba y por debajo, oh la vache!
Pero no hay que olvidar que chez mon père reste toujours en Saint Sébastien, así que la capuchina (en este caso de Otaegui*, creo que me gusta más la de Ritz) es una especialidad deliciosa. Un manto de mazapán cubierto con azúcar glas esconde varias capas de bizcocho y jugoso dulce de yema.
C’est delicieux, chez mon père.
* Lo que era vraiement incroyable era el pan de Cádiz de Otaegui, con capas de mazapán, cabello de ángel, mazapán, yema, mazapán, membrillo y mazapán.
Haciendo pan con las manos de otros
Internet, el e-mundo, tiene cosas buenas. La gente suele ser amable y (sobre todo en los blogs) tiende a mostrar su mejor cara y ayudar a los demas.
Y después Internet, el e-mundo, tiene cosas maravillosas, que te llenan de emoción, como este pan.
Ni lo he hecho, ni lo he olido, ni lo he fotografiado, ni me lo he comido. De hecho, ni conozco (bueno, ahora un poco) a la persona que lo ha hecho.
Ayer recibí un email con esta foto. Alguien, en París, había estado siguiendo los posts que hice hace unas semanas indicando cómo hacer pan de manera sencilla pero sin perder la esencia de lo que es un gran pan (precisamente para gente como él, anónima, con curiosidad, miedo o respeto a panificar).
Pues bien, haikumore (que así firmó el único comentario que puso en mi blog entonces) siguió las indicaciones para capturar la masa madre. No le salió a la primera, pero al final lo consiguió; y este es su primer pan. Recuerdo mi primer pan, así que imagino la emoción que sintió al verlo subir en el horno, al cortarlo y comerlo. A mi me embarga una emoción similar aunque distinta. La de haber hecho pan a través de las manos, de los ojos y las sensaciones de otra persona. No es la primera vez que lo hago, pero cada vez que veo que sale una buena hogaza a traves de las manos de otro, me emociono (ahora que no tengo horno me emociono más, si cabe). Por lo que me cuenta haikumore su horno es de esos pequeñitos (tipo microondas) y todavía no se aclara muy bien con todos los tipos de harina. Sin embargo, la satisfacción que ha producido esta hogaza supera todos los trabajos, dudas y esfuerzos.
Hoy es un gran día en el e-mundo.