El agua hierve a borbotones; las vainas, las patatas, la pasta, el pan.
Pero antes, es hora de un aperitivo. Un poco de gruyère con pan de centeno y ciruelas.
Mientras abro la botella de vino, el gruyère se va templando. Sus aromas combinan muy bien con este pan amargo y dulce que ha fermentado un día entero (parte en la nevera). La semana pasada lo hice con pasas de uva; esta semana lo he hecho con pasas de ciruela. Me gusta este pan, no sé donde he leído que puedes usar para la elaboración el agua en el que remojas las pasas. De la misma manera, parece que, para el pesto, puedes cocer la pasta en el agua de cocer las judias verdes.
Los dátiles de hace unos días no me hacen tanta gracia, pero las ciruelas pasas son una de mis debilidades. Cada vez que una bolsa cae en mis manos «recupero la regularidad» (como diría Coronado), cuando no me paso.
No bebo nada de alcohol… pero quizás deberías decir también qué vino has bebido con el gruyère. Para quedar de enólogo experto más que nada, jejeje.
Qué buenas son las judías verdes, y qué poco cuestan. Y si son del huerto de mi abuela Asun ni te cuento…
SIR ANTHONY WORLDGATE
Ay esos dátiles!!! Lo de las pasas para este pan, no sé todavía con cuáles me gusta más.
A mi me gusta mucho el vino (y la cerveza, es práctiamente lo único que bebo), pero no soy ningún entendido, con lo que… Pero bueno, este vino era un all-time-favourite, Viña Albali, que es muy BBB (alguna B más que las otras).
Y las judías verdes, por desgracia cada vez cuestan más (bueno, ahora que han entrado a saco las de Marruecos, pues han bajado), pero sí…son una de las grandes maravillas de la naturaleza, uno nunca se cansaría de cantarles alabanzas (o eso). Quien pillara las de tu abuela Asun, majo!
Pues yo creo que si sigues así nos presentamos a cenar TODOS en tu casa. Ese pan tiene una pinta de miedo.