Sí, es la col de Bruselas; no es un recurso chungo de restaurante modernista, que vendría antes de cosas como «y su pilpil» o «con su crujiente».
Incomprensiblemente, la última parte de la última tanda chucruteadora se torció; no sólo le salió moho, sino que olía muy mal, realmente mal. Al tirarla, me di cuenta de que la parte del fondo de la chucrutera (que contenía coles de bruselas chucruteadas enteras) no olía mal. Salvé una para su estudio: la col de Bruselas chucruteada.
Abrí la col en dos. Como era de esperar, la parte inferior, sumergida en su baño de ácido láctico… estaba buena. La fermentación es así. Puse otra tanda con tres lombardas, medio kilo de zanahorias y cuatro dientes de ajo. La vida que yo veo anhela los extremos confines; el desierto, la selva, y nada más.
que bonita:))
¿Has probado los tomates fermentados?