Por sus gentes, por su comida, por su servicio postal, por su Bärlauch, su Kren o su ruibarbo.
Austria me gusta hasta el punto de no poder resistir meter el dedo. Esto de la imagen es un cacho de ruibarbo en un estofado dulce y especiado de fresas y ruibarbo. Catar para creer.
No me cabe ninguna duda de que la ingesta de estos alimentos hace que los habitantes de Austria sean más simpáticos, más majos, más generosos…
¡Qué vivan los expat en Austria! ¡Yammy, yammy! (0:
¡Haaaaaala, qué guay, qué tía la marmota ;D! Y qué colores y…. Ibán, ¿¿¿has metido la mano hasta el codo???
Los de correos tienen que flipar con vosotros. Qué aproveche!
¡Que vivan las cosas ricas que viajan de aquí p’allá! :D
Qué bien que puedas disfrutar del Bärlauch a orillas del Mediterráneo. Si dejas el bote abierto un rato, sabrás a qué ha olido mi calle este ultimo mes, ¡jaja!
Con esta mente tan perversa que tengo, espero que en el siguiente envío en Correos se equivoquen y me lleguen a mí esos tarros a Madrid jejejeje, joe yo quiero un compi que me mande viandas… aunque ultimamente es más bien al revés :)
Jo, que vergüencita… me alegro de que estés disfrutando de esas cosillas. ¡qué sensación tan rara ver esa letra en tu blog! :D Un beso.
Chico, no sé… en Berlín vi ruibarbo en los mercados (como ya viste… y sigo opinando que son de lo más antipático que he encontrado.
Yo lo descubrí en una tarta de fresas y ruibarbo que hacían (y creo que aún hacen) en un Paul’s (cadena francesa de pastelerías) que había por Covent Garden. Era, junto a la de peras y canela, mi tentempié favorito para los entreactos del Royal Opera House… Supongo que mis «vecinos» los gabachos también tendrán. A ver si investigo este fin de semana…