Con comino y ajo. Este fue el primer post del blog, allá por 2006.
El otro día comprobé aterrado que se me había acabado el comino, ¿cómo puede vivir alguien sin comino? Corrí a comprarme otro botecito e hice este arroz. La primera vez que lo comí fue en noviembre de 1996, en Salamanca. Aquel fin de semana me dejaron una Peugeot de cicloturismo, plateada, preciosa; una de las bicicletas más bonitas que he llevado. Los Amigos de la bici organizaron una castañada en medio de un páramo. El recuerdo de las castañas calientes y del pedaleo en el frío castellano debe de ser lo que hace que repita este arroz invernal cuando hace frío.
Que buena pinta…. Yo puedo vivir sin comino pero conozco a alguien que como tú tampoco puede… que bonita la historia de la bici y la castañada…
Yo que sólo como col cuando hago un trinxat… Qué pinta!
Eso me pregunto yo, como alguien puede vivir sin comino???? mi favorito!
pues yo tampoco puedo. Tengo comino de aquí y de allí. Cada uno tiene un sabor y cada tiene sus ingredientes favoritos. Con col, normalmente, en grano que explosiona a la que te lo comes… uhmmm… sabes, aquí dicen los abuelos que para no resfriarse hay que comer cosas que se llamen «Col»… Kolh… algo o a secas pero a diario…