La torrija del Bonavía

Siempre que voy por la N-232 paro en el Bonavía. Lo cual suele ser de noche, pero a veces, como ayer, por la tarde.

TorrijaBonavia

Me encantan las nacionales, las comarcales, las secundarias y hasta los caminos de gravilla, «los adoro como otros hombres adoran a los caballos o a las mujeres atractivas». Y me encantan los bares de carretera. Hace tiempo que quiero denunciar la situación de abuso por monopolio de los sitios nefastos que pueblan nuestras autopistas y aeropuertos (lugares cerrados en los que tienes que morir al palo), sitios en los que te cobran un riñón por productos muchas veces nefastos servidos de manera terrible: un botellín de agua, un café. Ir de Bilbao a Barcelona por la AP-68 es encontrarse un rosario de lugares terribles de comida terrible a precios abusivos (que nadie se atreva a pedir una tortilla de patata en un ARS). Tomarse un café (en vaso de papel) con una pieza de bollería industrial en Barajas o El Prat es una experiencia igualmente triste (y cara)… Por suerte, el aeropuerto de Loiu resiste; te tomas un café de Bilbao en taza de loza (y con cucharilla de metal) con una pieza de bollería tradicional local, tal como harías en cualquier cafetería del centro de Bilbao, y a un precio razonable. Así que me gusta coger la nacional y demorarme en la interminable caravana de camiones que van hacia el ocaso por la tarde, o que circulan en interminables rectas con sus luces como cuentas de un collar brillante en las frías noches de los Monegros. Y siempre paro en el Bonavía. Y siempre tienen torrijas. Hay días que están mejores que otros. Pero es como un faro en el camino.

Todo esto para contar que ayer venía por la N-232, contento de parar en el Bonavía, cuando la camarera me avisó de que no había torrijas, «aún no las han hecho». Terrible. Tuve que calmar la pena con unas madejicas. Por suerte, después de tomar el café e ir al baño, según salía por la puerta, la camarera me interceptó, me dijo que la cocinera acababa de hacerlas y que si aún quería una. Acto seguido, la cocinera salió azorada de la cocina. Me había preparado una torrija, envuelta primorosamente en papel albal, caliente que te quemaba la mano al cogerla; encantador. Me dijo que le había puesto extra de azúcar, y que esperara un poco para comérmela: «¿Vas en camión o en furgoneta?», me preguntó.

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14 respuestas a “La torrija del Bonavía”

  1. Miriam dice:

    Esos detalles son los que hacen llorar de emoción. Y volver a los sitios, claro.

  2. maryam dice:

    Jo…Que bonito…!

  3. Patricia dice:

    Jo, Ibán, es que te imagino con tu sonrisa de oreja a oreja y los ojillos chisporroteando de la alegría :). Seguro que además tenías un enanito saltarín en el pecho.

  4. Curry curry dice:

    Encantadores estos lugares que cuidan al comensal o visitante hasta que sale por la puerta… y por lo visto, hasta una vez salido del lugar ;-)

  5. Esa mujer se ha ganado un fan de por vida – bueno, dos, porque yo también la he encontrado encantadora!!!
    Propongo boicot a ARS, Medas y demás (jaja). Ojalá existieran más Bonavías por nuestras carreteras! :)

    Un besoo!!

  6. Cris, dice:

    Fan de las road movies reales, es decir, de los viajes por carretera y de sus lugares inhóspitos. No sé si «primorosamente envuelto» se puede aplicar al papel albal.

  7. Patxi dice:

    Que te gusten las nacionales y las comarcales se puede entender. Pero la 232 y más concretamente el tramo que comentas (el que va de Sobradiel hasta Cortes de Navarra) es una pesadilla somnolienta y diría que hasta peligrosa…

  8. Inés dice:

    ¡Qué delicia de anécdota!

  9. Creo que tenemos gustos parecidos. Me encantan los lugares de siempre, que pasan de las modas y que por muchas modas que pasen, ellos siguen ahí, eternamente, como referencias válidas para muchos. No me digas más… por lo que se intuye en la foto te has comido la torrija en el coche, tú solo, saboreando cada bocado antes de retomar el viaje. Te pringaste (un poco) de azúcar la ropa. Te limpiaste con la servilleta, pero los dedos continuaron pegajosos hasta llegar a casa. Dejaste el papel y el «cuenco» en el asiento derecho que recojiste después de haber aparcado el coche. Supongo que todos conocemos esa sensación. Mola.

  10. chornijlieb dice:

    Ains, qué majeta la señora! :)

  11. Jesús dice:

    Por esa nos zampamos unos bocadillos de tortilla de chorizo que eran de Nobel!!

  12. Mara dice:

    Ibán, casualidad que al día siguiente de que escribieras esto, aparecía otra denuncia, en cuanto a los precios abusivos en los sitios de paso:

    http://gourmetymerlin.blogspot.com.es/2012/03/trampas-para-turistas-tenemos-que.html

    Es que en España somos muy listos:

    http://realidadeconomica.es/%C2%A1nos-enganan-a-la-puta-cara-con-los-precios/

    Bueno, y en Alemania:

    http://1.bp.blogspot.com/-tOsuCoOs7Bo/TrMNNr401OI/AAAAAAAAAl0/FGisMhMIQ2M/s640/GIIPS+Cum+Inflation.png

    Detallazo de la cocinera. Para darle un abrazo.

  13. alicia dice:

    que delicia de post! Este verano a ver si encuentro el Bonavía. Y que maja la cocinera.

  14. MKW dice:

    Buenas noches.
    Tendré en cuenta lo de la torrija por que soy de Pedrola (estoy a 750m del castillo de Bonavia).
    No conocía tu blog y he entrado por casualidad (cenar en el google), espero tener una amena lectura.
    Gracias por los post.

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